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martes, 3 de mayo de 2011

Pero no es fácil sobrevivir a base de sueños

Contemplé desde la lejanía como la niña hacía pompas de jabón. Era feliz al ver como su propio aliento podía hacer volar a esas pequeñas esferas trasparentes. Sus sueños volaban con ellas. Sus deseos quedaban realizados a cada suspiro que formaba el mejunge magico. Era su don más preciado. Su cara estaba pintada con la sonrisa más inocente y tierna que jamás he podido observar. Las pompas reflejaban la ilusión por un futuro impreciso. Pero esa ilusión no perduraba en el tiempo. Al flotar, las pompas eran acariciadas por el viento, y este, aun sin ninguna mala intención, terminaba por arrastrarlas a su perdición. Su fuerza conseguía hacerlas estallar y desvanecerse en el mismo aire en que nacieron. Su vida duraba a penas unos segundos, y la cara de la niña perdía la sonrisa cuando las pompas desaparecían. Los sueños explotaban con estas y el deseo por el futuro acababa por evadirse. Entonces, la niña volvía a soplar y todo el proceso se repetía de nuevo. Sonrisa. Tristeza. Agonía. Deseo. El circulo vicioso de la vida nunca tiene un final.





Y todo en la memoria se perdía como una pompa de jabón en el viento.


(Antonio Machado)

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