emptyemptyemptyemptyemptycoloreameemptyconemptyelemptycoloremptydeemptylosemptyemptyemptyemptyemptyemptyemptyemptyemptyemptyemptyemptyemptyemptyemptyemptyemptyemptyemptyproblemas

lunes, 25 de abril de 2011

Corre que el tiempo vuela

Qué inoportuna coincidencia que el color de las amapolas en verano dure menos que el de los lirios en invierno, que los acordes de la canción más magica de un concierto vuelen por el escenario y, sin apenas apreciar la melodía, se pierndan confundidos por el silencio, que el recuerdo del sabor dulce del chocolate sea más placentero incluso que el del momento en que pudiste saborearlo, que los minutos corran cuando menos deben de correr y las horas se escapen sin ni si quiera tener la oportunidad de encerrarlas en un frasquito de cristal.



Qué fatídico que falten minutos para alargar la sensación de júbilo que te invade cuando gritas al cielo que eres feliz, que siniestro que no exista el invento de volver a revivir una y otra vez aquellas imágenes que te hicieron sonreír, que confuso que nada vuelva a ser como fue aquella vez.



Y, sin embargo, que fácil sería si todo esto pudiera seguir, que sencillo parecería cada detalle sin el destello de que se acerca el fin. No se necesita la certeza de una continuidad, sino la sabiduría de que aprovechando esos instantes fuiste tú misma, y que nada ni nadie podrá cambiar nunca el sonido de tus carcajadas ante cualquier simpleza que no tenga sentido para nadie más que para ti.








Vale decir preciso, o sea necesito, digamos me hace falta: tiempo sin tiempo.

Mario Benedetti

1 comentario: